Cuando sanar te lleva a cruzar fronteras: el auge del turismo médico en Colombia
- Emmanuel Bravo

- 4 ago
- 2 Min. de lectura
Hace unos años, viajar para recibir atención médica era una decisión poco común, casi exclusiva de quienes podían costearlo. Hoy, sin embargo, miles de personas empacan sus maletas no solo por turismo o trabajo, sino para buscar salud más allá de sus países. En medio de cambios en las políticas de salud y migración en Estados Unidos, Colombia se ha convertido en un destino cada vez más atractivo para quienes buscan calidad médica sin los altísimos costos del sistema estadounidense.

La tendencia no es nueva, pero sí creciente. En 2015, cerca de 25 mil turistas llegaron a Colombia con motivos médicos. Para 2023, la cifra había escalado a 85 mil, según datos de ProColombia. Las razones son múltiples, pero una de las más visibles es el endurecimiento en los controles migratorios, que ha complicado los procesos para quienes solían viajar a EE. UU. en busca de tratamiento. Al mismo tiempo, los propios ciudadanos estadounidenses empiezan a mirar hacia el sur, impulsados por el encarecimiento de su sistema de salud y las limitaciones en la cobertura de procedimientos especializados.
La Dra. Ana Cristina Arboleda, quien lidera la Oficina Internacional de la Fundación Valle del Lili en Cali, lo explica con claridad: “Muchos pacientes hoy valoran no solo el costo, sino también la experiencia. Buscan atención integral, con tecnología avanzada, médicos preparados y una cultura de servicio centrada en la persona. Y eso es justo lo que Colombia está ofreciendo”. No es casual que el país encabece el ranking de turismo médico en América Latina y se ubique en el top 10 mundial, según la Medical Tourism Association.

Cali, en particular, ha encontrado en este fenómeno una oportunidad. Con vuelos accesibles, ubicación estratégica, costos razonables y una reputación creciente en el manejo de pacientes internacionales, la ciudad se ha vuelto un nodo clave en la red de salud del continente. En 2024, la Fundación Valle del Lili recibió más de 3,500 pacientes de países como Estados Unidos, Alemania, España, Panamá y Venezuela. Y no solo por sus quirófanos o laboratorios: cada visitante encuentra un sistema preparado para acompañarlo desde el primer contacto hasta el seguimiento postoperatorio.
En el fondo, lo que está ocurriendo va más allá de cifras o rankings. Colombia ha sabido construir un modelo donde la ciencia, la calidad y la calidez humana conviven. Instituciones como la Fundación Valle del Lili demuestran que el prestigio internacional no se gana solo con tecnología, sino con una visión que entiende la salud como una experiencia completa. Y en tiempos donde sanar también significa confiar, cada vez más personas eligen cruzar fronteras para encontrar ese tipo de atención.








Comentarios